A veces, la vida nos presenta desafíos que parecen insuperables, obstáculos que nos hacen cuestionar si vale la pena seguir adelante. Pero en esos momentos de duda y oscuridad, es donde el verdadero espíritu humano se revela, donde la pasión y la determinación nos impulsan hacia adelante, a pesar de todo. Esta es la historia de mi vida, una historia de sueños, sacrificios y una pasión imparable por la tecnología.
Desde que tenía 10 años, recuerdo mirar computadoras y videojuegos. La fascinación que sentía al ver esas máquinas en acción fue indescriptible. Mis padres, con mucho esfuerzo, me compraron una Nintendo. Aquella consola no solo fue mi entrada al mundo de los videojuegos, sino también el comienzo de mi amor por la tecnología.
A los 13 años, empecé a estudiar informática en el colegio "Los Shyris". Las materias de programación me atraparon de inmediato y supe que quería dedicarme a esto. Sin embargo, la vida tenía otros planes. Proveniente de una familia con recursos limitados, mis padres hacían un esfuerzo por costear mis estudios en el Tecnológico. Mi mamá, en un intento por mantenernos a flote, abrió un pequeño restaurante. Así que, cada día después de clases, me dirigía a ayudarle: lavaba platos, vendía almuerzos en la calle y repartía pedidos.
En mis estudios superiores conocí a Luis Ríos, mi profesor de inglés. Notó mi situación y me permitió salir temprano de sus clases para que pudiera trabajar. "Algún día verás recompensado ese esfuerzo", me decía. Sus palabras me llenaban de esperanza.
En el último semestre de mis estudios, mi hermano mayor sufrió un accidente de tránsito. Esto me obligó a dejar la carrera y buscar trabajo para ayudar a mi familia. Mi primer empleo como desarrollador fue en Sistran. Recuerdo la alegría de superar las evaluaciones y la sorpresa al recibir un sueldo mayor al que había soñado. Fueron tres años de aprendizaje intenso, tanto en programación como en el negocio de seguros. Tuve la oportunidad de trabajar con muchos profesionales de quienes obtuve grandes conocimientos, pero Miriam Granda, mi mentora, fue fundamental en mi formación y gracias a ella tuve mejores oportunidades.
Pero la vida me tenía preparado otro desafío. Tras tres años en Sistran, era hora de abandonar el nido pues apareció una oferta laboral con un salario mucho mayor. Decidí aceptarla, pero al tratarse de un cliente de mi antiguo trabajo, no me renovaron el contrato. Quedé sin empleo por cinco meses, una eternidad para alguien que había sido independiente y un apoyo económico para su familia.
Finalmente, encontré trabajo en una empresa de medicina prepagada. Aunque la experiencia fue dura, con un rol de asistente de tecnología que implicaba desde programar hasta limpiar la oficina, no me rendí. Entonces, una llamada cambió todo: mis grandes amigos Oscar y Renato gracias a su confianza fui considerado para un entrevista en Liberty Seguros. Desde 2016, Liberty ha sido mi hogar, un lugar donde he aprendido y superado innumerables retos.
En mi trayectoria, he trabajado con VB6, Sybase, SQL Server y Oracle. En 2020, aprendí C#, Windows Service, APIs REST y más. Ahora, en 2024, mi nuevo reto incluye AWS, Jenkins, JavaScript con React para el frontend y Node.js para el backend. Cada nuevo desafío es una oportunidad para crecer, para demostrarme a mí mismo que los sueños, con esfuerzo y pasión, siempre se pueden alcanzar.
Esta es mi historia, una historia de perseverancia y amor por la tecnología. Porque no importa cuán difíciles sean los obstáculos, siempre se puede lograr lo que uno se propone. Solo hay que seguir adelante, con determinación y el corazón lleno de sueños.